Belgrano Me acerco a Belgrano para ver el edi- ficio Eucaliptus.La vez anterior no es- tuve, no pasé de Palermo y su Parque Japonés… porque dicen que te vieron, la otra noche, en el parque japonés (lo recuerdo de Garufa, un tango que nos cantaba mi madre, ella tan aficionada a los tangos sin haber salido nunca de España… Paso por Vicente López y sus edificios años 80, tan horteras. Me dice el taxista Uber que todo fue fruto de la especulación, pero yo sostengo que los promotores siempre han especulado, en todas las épocas, que ese ha sido sie m- pre el objetivo del promotor, pero hay épocas con gusto y otras obscenas. Y cuanto más se nos permite y más medios tenemos, más posibilidades tenemos de cagarla. Ahí radica la contradicción y el problema de nuestro tiempo de exce- sos. Que todo es posible. De Belgrano destacaría las casas que quedan entre medio, aprisionadas en- tre bloques, porque el tipo no quiso ven- der… Y, ya volviendo al centro, el ca m- po de polo, el casino, del otro lado, que ocupa varias manzanas, el ferrocarril de los ingleses (sobre elevado, en paralelo al río), las embajadas francesa y brasile- ña, junto al Hotel FourSeasons y el Teatro Colón, ya sobre la 9 de julio, cerca de mi hotel. 8146t